Dos tácticas dentro del movimiento pro-palestino: Notas críticas acerca de la huelga del 15-O.



Tras dos años de genocidio ininterrumpido el mundo entero ha contemplado cristalinamente la verdadera cara del Estado de Israel: un estado imperialista, colonial, que fundamenta su proyecto nacional sobre el exterminio total de la población palestina. Si en los días posteriores al 7 de octubre Occidente podía seguir apoyando en bloque las acciones militares israelíes bajo el pretexto del «derecho a la defensa» hoy, tras dos años de limpieza étnica, desplazamientos forzosos de la población civil gazatí y 66.000 muertos (de los cuales 18.000 niños) es imposible seguir negando lo evidente: el objetivo de Israel no es solamente desarticular a la resistencia palestina representada por Hamás, es acabar con la totalidad de la vida palestina.  Forma parte de la esencia del sionismo como movimiento nacionalista: la fundación del Estado de Israel y su existencia depende del exterminio total de la población palestina, es el genocidio del pueblo palestino, y no la Torá, quien fundamenta el Estado de Israel.

La oposición al genocidio en Gaza ha tenido una respuesta mundial. En estos dos últimos años de guerra en Palestina hemos podido ver cómo se ha pasado de las típicas medidas de boicot al consumo de empresas colaboradoras con Israel a una acción de masas cada vez más organizada y contundente. Un papel de vanguardia ha sido el llevado a cabo por los estudiantes, los cuales se han movilizado masivamente en todos los países del centro imperialista denunciando sin ambages el genocidio en Gaza, en un episodio de lucha que recuerda la radicalización política de generaciones de jóvenes durante los años de la guerra de Vietnam. Pero no solamente los estudiantes se han movilizado, también se han llevado adelante acciones de boicot activo como las realizadas por los estibadores y obreros portuarios de Grecia e Italia, los cuales han bloqueado en numerosas ocasiones el envío de armas a Israel. La paralización de La Vuelta Ciclista en España por la participación del equipo israelí ha sido otro ejemplo de boicot activo, un ejemplo mundial que ha combinado no sólo la espontaneidad de las masas sino también la organización política en base a una táctica clara: hay que enfrentar el sionismo en todos los ámbitos de la vida social, que los genocidas y sus cómplices no encuentren paz en ningún lugar del mundo.

Las movilizaciones en España desembocaron el 15 de Octubre en el llamado a la huelga general realizado por CGT bajo la directiva de paralizarlo todo para detener el genocidio. Por su parte, los sindicatos burocratizados de UGT y CC.OO.  no se sumaron a este llamamiento de huelga general, pero sí decretaron parones de dos horas en turnos de madrugada, mañana y tarde como apoyo a la jornada en solidaridad en Palestina. Las manifestaciones fueron nuevamente protagonizadas por la juventud, mostrando como hemos señalado el peso preponderante de los estudiantes dentro del movimiento pro-palestino. Ahora bien, sin desmerecer a la actuación de vanguardia ejercida por los estudiantes, ¿no es acaso ésto un síntoma de debilidad dentro del movimiento obrero y, principalmente, del movimiento anti-imperialista? A nuestro juicio creemos que la huelga general del 15-O ha mostrado el estado de desorganización real en el que se encuentra el movimiento obrero en España pese a las frases rimbombantes: en la mayoría de centros de trabajo ni siquiera se realizaron los parones decretados por los sindicatos burocratizados; como es habitual éstos no realizaron una verdadera organización de los trabajadores en los centros de trabajo con el fin de llevar a cabo la paralización efectiva de la jornada sino que simplemente se limitaron a invitar a los trabajadores a sumarse a los parones como mero gesto simbólico de solidaridad con Palestina dentro del marco político trazado por el gobierno de PSOE-Sumar. La acción de los sindicatos que llamaron a la huelga general tampoco fue distinta en su contenido: decretar por arriba una jornada de huelga general sin realizar verdaderos actos de organización de los trabajadores desde los centros de trabajo dio lugar a que solamente tuviese cierto efecto en las empresas donde dichos sindicatos tenían algo de presencia. El grueso de la clase trabajadora se mantuvo ajena a la movilización debido a la inexistencia real de un trabajo dentro de los centros de trabajo, hecho que fue aprovechado por las fuerzas derechistas y neofascistas de todo tipo (desde VOX a Núcleo Nacional, pasando por el Frente Obrero) para hacer agitación denunciando a los sindicatos por manifestarse por supuestos problemas ajenos a los de la clase obrera, enfrentando la causa anti-imperialista palestina a los intereses inmediatos del proletariado en España.

¿Cuál ha sido a nuestro juicio la falla principal del movimiento pro-palestino dentro de los países del centro imperialista? Al menos en España, pese a la creciente radicalización del movimiento éste no ha podido superar en ningún momento el paradigma activista-estudiantil, paradigma en el que también se encuentran atrapados el grueso de organizaciones que componen el MCE. El mayor ejemplo de ello ha sido la actuación de las organizaciones adscritas al Movimiento Socialista (MS), las cuales han limitado principalmente su actuación dentro del ámbito estudiantil a través de charlas, agitación y movilizaciones dentro de las universidades, aprovechando que dicho sector ha ejercido un papel líder, pero sin considerar a fondo las limitaciones inherentes al movimiento estudiantil. Esta forma de actuación es totalmente coherente con la línea política del MS, la cual pone como centro de su estrategia la organización de la juventud como sujeto principal; lo que conlleva una intervención política focalizada en los espacios juveniles-estudiantiles como grueso del actuar político de sus organizaciones. Como hemos señalado más arriba, nosotros reconocemos el papel de vanguardia llevado a cabo por los estudiantes, la participación juvenil-estudiantil en las manifestaciones pro-palestinas ha sido importantísima y ha generalizado la propia causa, pero más allá de la común represión policial y las espectaculares y estéticas imágenes utilizadas a posteriori como propaganda en redes sociales el resultado de éstas en cuanto al objetivo de presionar a los estados imperialistas ha sido escaso. No es este el lugar donde desarrollar ampliamente las limitaciones del movimiento juvenil-estudiantil, pero sí señalar que por sí sólo es incapaz de ir más allá de un marco movimentista, basado en la movilización sin efecto real sobre la cotidianidad capitalista[1]. Y una realidad demuestra nuestra tesis: cuando más se ha presionado al Estado Español es cuando se ha rebasado, aunque sea momentáneamente, este marco activista-estudiantil y se ha pasado al bloqueo efectivo de la producción capitalista.

Esto nos indica claramente cuál es el núcleo central sobre el cual sigue pivotando el modo de producción capitalista y nos indica que es necesario un cambio estratégico dentro de las organizaciones integrantes del MCE que rompa de una vez con el paradigma activista-estudiantil hegemónico en nuestros destacamentos. En nuestras Tesis acerca de la constitución de la vanguardia revolucionaria señalamos que, como paso ineludible dentro del proceso de reconstitución de la organización revolucionaria (Partido Comunista) es necesario la constitución de una vanguardia formada por la fusión del elemento consciente (comunistas) con los obreros más avanzados, aquellos involucrados de manera activa en las luchas de nuestra clase y que abordan — sea de manera inconsciente o no— los problemas acerca de la organización de la clase obrera. El destacamento hermano Kursant ha ahondado en su Programa en este aspecto, concretizando este proceso de conquista de los obreros avanzados en una táctica concreta, la proletarización de las filas comunistas:

            Debemos recordar y aplicar la exigencia revolucionaria de que la vanguardia tiene que estar formada por los elementos más avanzados del proletariado. Es por esto que los comunistas tenemos la obligación de ir a buscar a los futuros cuadros del Partido Comunista en las ramas de la producción donde las condiciones de trabajo sean más favorables para la revolucionarización de sus miembros.

            2.1.1.3. Debemos trabajar dentro del proletariado y junto al proletariado para conseguir su elevación a clase dirigente, para empezar a construir de nuevo la independencia política, organizativa e ideológica del comunismo que se concretará en la construcción del Partido de Nuevo Tipo.

            2.1.1.4. La creación de la vanguardia debe alejarse de las clases o fracciones subsidiarias, por muy progresistas que sean o por muy radicalizadas que estén: la aristocracia obrera y la pequeña burguesía no pueden encabezar este proceso. El proletariado debe ser la fuerza motriz que guíe la labor de reconstrucción del Partido desde sus cimientos.

Comprendiendo la etapa prepartidista en la que nos encontramos, la táctica de proletarización de las filas comunistas señala como peldaño esencial en el proceso de reconstitución del Partido Comunista la fusión del socialismo científico con el movimiento obrero comenzando por la conquista de los proletarios más avanzados a través de la base o el núcleo donde se desarrolla la explotación del proletariado como clase: el centro de trabajo. La finalidad es la organización en los centros de trabajo de círculos obreros permeados por la ideología comunista y conectados a las organizaciones revolucionarias. Esto no supone, por supuesto, abandonar la intervención comunista en otros ámbitos como el juvenil-estudiantil,  pero sí conlleva entender el movimiento estudiantil como uno de los ámbitos de alianza de un proletariado organizado de manera primaria desde los centros de trabajo y las distintas ramas de producción como base de la organización revolucionaria comunista. Esta estrategia parte de la comprensión de que el Partido Comunista se despliega desde el núcleo consciente hacia las masas: la fusión del elemento consciente con los obreros avanzados que actúan en los centros productivos para, a través de ahí, establecer las distintas mediaciones que nos lleven hacia la conquista de las grandes masas.

Cambiar el enfoque estratégico nos revela la falla principal del movimiento pro-palestino en los países del centro imperialista. No vamos a entrar en su ala progresista-burgués, vamos a limitarnos a su ala radical o revolucionaria. El grueso de organizaciones del MCE ha señalado el papel cómplice del gobierno español y del imperialismo occidental en el genocidio palestino, pero se ha tratado de un señalamiento inexacto, ambiguo y abstracto incapaz de ligar la actuación de Occidente en Palestina con las necesidades del proletariado de los países del centro imperialista. El mismo MS ha señalado, en su agitación y propaganda, a Israel como enclave del imperialismo occidental, así como los intereses del plan de Trump por colonizar Gaza y la necesidad de la destrucción del estado sionista para poner fin al genocidio. A través de su periódico Diario Socialista han denunciado la participación del capital español en la explotación imperialista de Palestina, pero esta denuncia no ha desembocado en una línea de intervención política capaz de esclarecer al proletariado cómo es la misma clase social que nos explota la que lleva adelante el genocidio en Gaza y con ello lograr una movilización social mayor no reducida al ámbito juvenil. Éste es a nuestro juicio la principal falla por parte del conjunto del MCE: la incapacidad de enlazar el expansionismo sionista en Palestina con los intereses de las burguesías estatales del centro imperialista y, a través del esclarecimiento de esta ligazón, unir la denuncia con las necesidades vitales del proletariado en España. Para constituir un Frente Anti-imperialista fuerte es necesario ir más allá de abstracciones, hay que mostrar los nexos que ligan la agresión imperialista en los países dependientes con el aumento de beneficios de las burguesías imperialistas, señalar a las empresas y conglomerados que participan en la explotación de Palestina, que invierten en Israel y se enriquecen a través del expansionismo del Estado sionista, mostrando a la clase obrera que el genocidio en Gaza no es un problema que sucede a miles de kilómetros como tanto se ha empeñado en inocular la extrema derecha sino que es realizado por las mismas empresas que nos explotan día a día como clase. Nuestra agitación en las últimas semanas ha intentado mostrar de manera más o menos simple este nexo. Reproducimos parcialmente a continuación nuestro panfleto publicado el 3 de octubre:

            El plan estadounidense muestra con claridad que el genocidio en Gaza no es obra de un loco llamado Netanyahu. Israel es un enclave esencial del imperialismo occidental en Oriente Próximo; la ocupación israelí es una fuente constante de beneficios para el capital occidental y nombres tan conocidos como AirBnb, Microsoft, Carrefour, el fondo del inversión BlackRock, o la española ACS (la constructora de Florentino Pérez) ingresan millones manchados por la sangre del pueblo palestino con su participación activa del genocidio como negocio. El plan de Trump ahonda aún más en esta explotación imperialista del pueblo palestino al convertir Gaza en un espacio abierto a la inversión de capital occidental bajo la excusa de la reconstrucción. Lo que subyace de fondo es la necesidad de Estados Unidos de dominar Palestina a través de Israel para así seguir garantizando su posición mundial como potencia hegemónica; y detrás de Trump se encuentra todo Occidente, incluido el gobierno de PSOE-Sumar, esperando a poder convertir Gaza en su coto privado, un nuevo resort turístico exótico para la burguesía europea. 

            La verdadera denuncia del genocidio en Gaza va más allá de implicar a Israel y Netanyahu como autores materiales: es denunciar todo el complejo político-económico del imperialismo occidental en Palestina. Aquellos que invaden las casas de las familias palestinas, aquellos que disparan a matar a niños por placer en Gaza son los mismos que en el centro imperialista nos explotan día a día en   nuestros centros de trabajo, los mismos que se enriquecen a costa de negarnos la posibilidad de tener algo tan básico como una vivienda. ¿Quiénes son pues nuestros aliados? Nuestros aliados son aquellos que en Gaza combaten a muerte el imperialismo occidental-sionista: nuestros aliados son  la Resistencia Palestina, especialmente a las fuerzas progresistas como el Frente Popular de Liberación de Palestina que lleva décadas luchando por una Palestina libre de la ocupación sionista, secular, igualitaria y socialista. ¿Cómo ayudarles? Organizándonos políticamente para golpear al imperialismo allí donde menos lo espera, en su propio hogar, en su propio corazón.

El imperialismo no es simplemente una forma de actuación burguesa en política internacional, no es simplemente una política expansionista de agresión política y económica. Para los marxistas el imperialismo es la fase superior del capitalismo en tanto formación social, y tras toda la política de enfrentamientos entre estados, intervención y explotación de países dependientes se encuentra un complejo político y económico conformado por lo que Lenin llamaba el capital financiero: la fusión del capital industrial con el capital bancario. En el caso palestino nos encontramos con una doble posición: Israel es un estado aliado, enclave fundamental del dominio del imperialismo occidental en Próximo Oriente, pero no es un mero estado satélite; entroncado con el bloque imperialista occidental liderado por Estados Unidos Israel es a su vez uno de los estados burgueses más potentes de la zona, destacando en sectores como la alta tecnología, la inversión financiera y el turismo, participando activamente en las economías del bloque occidental. El expansionismo sionista y la explotación de la población palestina beneficia a la burguesía israelí y abre a través de ella un jugoso campo de inversiones para el capital financiero occidental, de ahí que Trump, en sus 20 puntos, haya dejado bien claro que la paz en Gaza pasa por afianzar el sometimiento colonial de Palestina y su apertura a la inversión americana y europea a través de Israel.

Señalar la importancia de Israel como enclave dentro del complejo político-económico del imperialismo occidental es esencial para comprender la naturaleza del expansionismo sionista y la complicidad de los gobiernos de EE.UU. y Europa con la política genocida sionista, pero llegar a este punto de la explicación no basta; hay que seguir ahondando y señalar las conexiones con la oligarquía financiera de cada uno de los estados imperialistas para poder, a través del esclarecimiento de este nexo, mostrar al proletariado del centro imperialista cómo participa la burguesía en el negocio del genocidio. En el caso español el Banco Santander ha sido la banca líder en inversión en las empresas armamentísticas que suministraban material bélico a Israel[2], pero también una de las entidades financieras españolas que invierte en los proyectos de energía solar en territorios colonizados por los sionistas[3]. Ya hemos mencionado en el panfleto el caso del fondo buitre BlackRock, de Airbnb o de ASC, constructora de Florentino Pérez. Nuestro objetivo no es realizar un mapeo exhaustivo de la actuación del capital financiero español en Palestina, sino reforzar ante todo esta idea: la verdadera denuncia de la actuación del imperialismo occidental en Palestina debe crear un nivel de agitación que lleve del nivel universal de abstracción —el imperialismo como fase superior del capitalismo— a cómo se manifiesta concretamente en las condiciones de vida del proletariado, tanto en lo respectivo a la explotación del proletariado palestino como a la clase obrera del centro imperialista. Hay que hacer ver al proletariado de nuestros países que los mismos fondos buitres que nos niegan el hogar, que las mismas empresas que nos explotan día a día y que los mismos burgueses que ganan millones a costa de nuestro trabajo son los que se benefician en Palestina del negocio sanguinario del genocidio[4].

Esta forma de agitación y lucha ideológica busca ante todo hacer comprender al proletariado qué es verdaderamente el imperialismo, comprender la ligazón existente entre la política genocida sionista y la explotación burguesa en nuestros países, rompiendo con las formas de discurso político abstractas para también enfrentar los discursos derechistas que han intentado aprovechar este error de las fuerzas progresistas para separar al proletariado de la lucha anti-imperialista. Este modelo de agitación se traslada organizativamente a la necesidad de abordar el agrupamiento político del proletariado desde los centros productivos para desarrollar una política anti-imperialista que vaya más allá de la movilización o el gesto simbólico capitalizado por el gobierno burgués de turno. Como hemos señalado con anterioridad la  misma práctica del movimiento pro-palestino ha demostrado su eficacia: ha sido el boicot activo, la paralización de la producción, el bloqueo de puertos y el sabotaje de actividades económicas lo que más ha presionado a los Estados imperialistas y propiciado el alejamiento —tímido, ambiguo y no total— de la política genocida de Israel. La huelga del 15 de octubre ha sido un intento en esta dirección, pero su debilidad ha sido clara debido a su anclaje en un marco estratégico erróneo. Una correcta organización política del proletariado desde los centros de trabajo hubiese permitido un despliegue mayor de las tareas de movilización, boicot y sabotaje; especialmente si la intervención comunista se centra en sectores estratégicos: trabajadores portuarios y de infraestructuras, logística, construcción y ciertos sectores de servicios capaces de dañar el flujo turístico y comercial, atacando de manera directa el complejo económico-industrial del centro imperialista. Sabemos que es más fácil decir que hacer, pero tener ya en perspectiva este cambio de marco estratégico en la reconstitución del Partido Comunista y poner en marcha la táctica de la proletarización de nuestras filas nos prepara para  poder llevar a cabo marcos de actuación superiores capaces de ir más allá de los límites tanto de los sindicatos burocratizados como de sus alternativas.

Llegados a este punto nos encontramos con la existencia de dos líneas dentro del movimiento anti-imperialista, líneas que se replican nuevamente en el propio seno del MCE: la línea situada en el paradigma activista-estudiantil que sigue anclada en el movimentismo y que se contenta con el carácter cuantitativo de las manifestaciones pese a su pobreza cualitativa y un esbozo de línea proletaria que ve necesario partir de la base que constituye el centro de trabajo como núcleo de la explotación capitalista, superar las cortapisas del sindicalismo burocrático, organizar políticamente al proletariado desde esta plataforma y desplegar desde ahí el resto de mediaciones que permitan una acción de clase políticamente independiente. Un proletariado políticamente organizado desde los puestos de trabajo, ligado a las organizaciones comunistas revolucionarias por mediación de obreros avanzados transformados en revolucionarios profesionales, consciente de su deber internacionalista y más consciente aún de quién es su enemigo de clase hubiese podido llevar a éxito la directiva de paralizarlo todo, detener la cotidianidad burguesa y golpear al imperialismo en su propio corazón al liderar como clase el Frente Anti-imperialista en alianza con el movimiento estudiantil y otras capas populares.

Para llegar a este punto todavía queda muchísimo trabajo por hacer. ¿Cuál es nuestra primera tarea? Superar el marco estratégico activista-estudiantil heredado de la socialdemocracia y que el MCE se esfuerza por reproducir bajo nuevas fórmulas. Elaborar un marco estratégico proletario. Ya hemos lanzado nuestra propuesta. Será la práctica, como no puede ser de otra manera, la que delimite cuál es la línea correcta.


[1]Abendroth y Lukács han señalado en sus conversaciones las limitaciones del movimiento estudiantil: incapacidad de ligarse con las capas del proletariado y movilizarlas políticamente, ambigüedad ideológica y ante todo un proceso constante de integración en el sistema una vez que ha terminado la etapa académica y se incorporan al ámbito laboral. La radicalidad política de los años estudiantiles desaparece una vez que se produce esta integración, especialmente si la misma se realiza en puestos bien remunerados. Ver Kofler y Abendroth, Conversaciones con Lukács, Alianza Editorial.Podemos aceptar la tesis defendida por el MS de que la juventud proletaria contemporánea se caracteriza por haber vivido en un espacio de tiempo corto varias crisis del capital y cómo el ascensor social característico del capitalismo en sus años dorados del Estado del Bienestar se ha roto, pero ésto es un hecho extensivo a la clase obrera en su conjunto y no exclusivo de la juventud proletaria.

[2]Banca armada. El Banco Santander lidera el ranking de los bancos españoles que más invierten en empresas de armas, en el actual contexto de rearme europeo y genocidio en Gaza. Enlace: https://bancaarmada.org/es/uncategorized/el-banco-santander-lidera-el-ranking-de-los-bancos-espanoles-que-mas-invierten-en-empresas-de-armas-en-el-actual-contexto-de-rearme-europeo-y-genocidio-en-gaza/

[3]  Nora Miralles, Carlos Díaz y Felip Daza. La complicidad del sector financiero español en la ocupación de Palestina. El caso de la energía solar y Greenwashing: https://rebelion.org/download/la-complicidad-del-sector-financiero-espanol-en-la-ocupacion-de-palestinael-caso-de-la-energia-solar-y-el-greenwashingnora-miralles-carlos-diaz-felip-daza/

[4]En este sentido es necesario señalar que comprendemos la unidad del proletariado a nivel mundial de manera concreta, es decir, a través de las diferencias que impone las distintas formas de inserción dentro de la economía capitalista mundial el ser un país imperialista o ser un país dependiente. La verdadera unidad del proletariado a nivel mundial pasa por comprender esta unidad en la diferencia, es decir, cómo la explotación del proletariado se concretiza en formas diferentes dentro de los países del centro imperialista con respecto a los países dependientes, imperializados y sometidos.